Por Esteban Sánchez Núñez, Cronista Municipal
Durante, y posterior a la Época Virreinal, en la vasta región de Jilotepec se congregaron pequeños agricultores y ganaderos, apoyados por mano de obra indígena, a quienes en algunos casos, el rey de España había concedido terrenos para cultivo.
Esa población indígena vivía en pueblos expresamente fundados por ellos, que hoy son las localidades que conforman la actual geografía municipal y que, en algunos casos, llevan el nombre de un santo católico, seguido de su denominación original, generalmente de origen náhuatl u otomí.
Ejemplo de ello, son las localidades de San Juan Acazuchitlán, San Lorenzo Nenamicoyan, San Lorenzo Octeyuco, Santiago Oxthoc, San Martin Tuchicuitlapilco y San Pablo Huantepec, por mencionar algunas.
El 21 de marzo de 1551, por Cédula Real, se establece que los indios sean reducidos en pueblos, para poderlos controlar y convertirlos al cristianismo, estableciendo que no estaba permitido arrebatarles sus tierras.
Con el transcurso de los años, el pueblo se dividió en barrios que, como localidades periféricas, iban a tener su propia capilla, su santo patrono y sus fiestas particulares. Los barrios tradicionales de Xilotepec fueron: Xhisda, Dení y Xhixhata, entre otros.
En el año de 1553, se expide la Cédula Real para tazar el impuesto que los indios debían pagar como tributo a la Corona, y se hace entrega de varas de mando a los jefes y principales de los pueblos.